Energia: Para determinar las
necesidades calóricas se da preferencia al empleo del índice de calorías por
unidad de altura por edad y sexo (kcal/cm). La máxima ingesta calórica de las
mujeres, cerca de 2 550 kcal, tiene lugar en la época de la menarquía,
alrededor de los 12 años. Esta demanda máxima va seguida de una reducción
progresiva. La ingesta calórica paralela de los hombres ocurre durante el punto
máximo del estirón puberal y aumenta progresivamente hasta 3 400 kcal a los 16
años, para disminuir luego en proporción de unas 500 kcal hasta los 19 años (3).
Además de las variaciones del tiempo y de la intensidad del
crecimiento, es preciso recalcar una vez más que las actividades ordinarias y
los ejercicios físicos, deportivos o competitivos, tienen un costo energético
sumamente variable y deben evaluarse. Los ejercicios prolongados o vigorosos no
deben exceder de 10 horas semanales, sin una correcta reposición nutricional y
calórica. También es importante considerar las variaciones climáticas y si la
actividad física se realiza en un ambiente cerrado o abierto. Varios estudios
realizados en adolescentes atletas que padecían anorexia nerviosa o desnutrición
crónica leve y prolongada permitieron demostrar que los efectos del déficit
energético marginal ocasionaron alteraciones del ritmo y la velocidad de
crecimiento. A la inversa: la obesidad y el exceso calórico también pueden
alterar el crecimiento durante la adolescencia (4).
Cuando conversamos sobre alimentación y dietas
estamos acostumbrados a escuchar o a mencionar la palabra calorías. Pero
¿sabemos realmente de qué se trata? Investiga y define claramente qué es una
caloría.
R: Unidad de energía térmica equivalente
a la cantidad de calor necesaria para elevar la temperatura de un gramo de agua
en un grado centígrado, de 14,5 a 15,5°C, a la presión normal; equivale a 4,185
julios, es igual a 1.000 calorías-gramo, y se emplea en dietética para indicar
el valor energético de los alimentos.
Proteínas: La necesidad de
proteínas también guarda una relación más estrecha con la edad fisiológica y el
estadio de maduración sexual y biológico que con la edad cronológica en la
adolescencia. Asimismo, es importante relacionarla con la estatura del
individuo. Además de la ingesta diaria, hay otros factores que influyen en el
metabolismo proteico, como la composición de aminoácidos de la dieta, la
suficiencia de la ingesta calórica, el estado nutricional previo y los
trastornos generales (fiebre, enfermedades gastrointestinales, renales y de las
glándulas endocrinas, tumores malignos, etcétera). Sin la ingesta calórica
adecuada, la proteína se utilizará en la gluconeogénesis y no estará libre para
la síntesis en los tejidos. En los adolescentes en pleno periodo de estirón
puberal, el metabolismo proteico es muy sensible a las restricciones calóricas.
Es necesario recalcar que, debido a su alto costo monetario, las
proteínas animales más comunes, por ejemplo carnes rojas (de res y de cerdo,
entre otras), leche, queso y huevos, se pueden sustituir por carne blanca
(aves, pescado) o de pequeños roedores, además de carnes secas o cecinas, o
proteína vegetal (soya, cereales como avena, arroz, maíz, trigo, yuca; semillas
como las de girasol y ahuyama; nueces como pistacho, maní y castañas, y
verduras como frijol, arveja, habichuela, etcétera).
Según lo mencionado en los
dos párrafos anteriores ¿cuál es la relación entre el consumo de proteínas y el
de calorías?
R: un aporte insuficiente de
proteínas y calorías tiene consecuencias graves, pues las proteínas constituyen
el principal material estructural del cuerpo, y son necesarias para la síntesis
de anticuerpos contra las infecciones y de enzimas, de las que dependen todos
los procesos bioquímicos. impide el crecimiento y aumenta considerablemente el
riesgo de infecciones. Una carencia de calorías afecta a todos los procesos
corporales, incluyendo el metabolismo y el crecimiento, provocando retraso
tanto físico como mental. Si la carencia de proteínas y calorías es grave, el
resultado es un marasmo grave o desnutrición.
Minerales: Durante el estirón
puberal se requiere mayor cantidad de todos los minerales, en especial del
calcio para el aumento de la masa ósea; el hierro para el aumento de la masa
muscular y la expansión del volumen sanguíneo, y el zinc para la producción de
nuevo tejido óseo y muscular.
La necesidad diaria de minerales como magnesio, fósforo, yodo,
cobre, cromo, cobalto y flúor, también aumenta en la adolescencia. El flúor
previene la caries dental, y cuando la red de abastecimiento público no es
fluorada hay que consumir alrededor de 1,5 mg diarios. También deben tenerse en
cuenta los principales electrólitos, como sodio, potasio y cloro, y la
necesidad diaria de agua, sobre todo en los adolescentes atletas, que practican
deportes, permanecen en la playa o trabajan exponiéndose al sol durante mucho
tiempo.
Vitaminas: Los datos sobre las
necesidades vitamínicas durante la adolescencia son limitados y se han
extrapolado de estudios de la infancia y de otras etapas de la vida. Los
correspondientes a los países de América Latina son aún más escasos, y los
estudios se limitan a pequeños grupos de población. Sin embargo, se puede
afirmar que las necesidades vitamínicas aumentan en forma proporcional a la
velocidad de crecimiento y del desarrollo puberal (2, 3, 5-7), y que dependen
de la ingesta calórica sobre todo de carbohidratos.
Los profesionales de la salud que tratan directamente con los
adolescentes deben evaluar en su orientación dietética los derivados naturales
y de bajo costo que contengan vitaminas del complejo B, ácido fólico, vitaminas
B 12 y B 6, niacina, riboflavina y tiamina, además de vitaminas C, A, E y D, y
suplementar debidamente la alimentación de las jóvenes embarazadas y los
atletas. Por otro lado, es importante controlar la exageración de las compañías
farmacéuticas y los medios de propaganda, así como la presión comercial que se
ejerce sobre los padres y las familias respecto al uso de vitaminas que, con
frecuencia, se presentan a los adolescentes como “drogas milagrosas”. A veces,
las fórmulas contienen medicamentos hormonales o psicoactivos que pueden llegar
a perjudicar la duración y la culminación del proceso de crecimiento.
Según la autora ¿cuál es la fuente más recomendable de vitaminas,
las fórmulas químicas o los alimentos naturales?
R: Es recomendable la ingesta de productos naturales y de bajo
costo que contengan vitaminas del complejo B, acido fólico, vitaminas B12 y B6,
niacina, riboflavina y tiamina además de
vitaminas C, A, E Y D.
Evaluación nutricional : El estado nutricional
se define por la medida en que las necesidades fisiológicas de cada nutriente
individual son (o no son) satisfechas. El estado nutricional indica el
metabolismo celular y su determinación permite evaluar el nivel de
funcionamiento celular en relación con la disponibilidad y el uso de los
nutrientes necesarios en determinado momento. También es importante considerar
el ambiente nutricional, que está constituido por los factores que influyen en
el estado nutricional, tales como la historia clínica, las condiciones
socioeconómicas, el uso de medicamentos y drogas, la actitud familiar y las
prácticas culturales y religiosas (2).
La evaluación nutricional, que incluye el estudio de la relación
entre el estado y el ambiente nutricional, consiste en reunir información sobre
el individuo y su medio ambiente para trazar planes y estrategias de
intervención y de cuidados nutricionales (4, 8).
¿Para qué sirve la evaluación nutricional?
R:Para reunir información nutricional sobre el individuo y su
medio ambiente para trazar planes y estrategias de intervención y de cuidados
nutricionales.
CONDICIONES ESPECIALES
EN LA NUTRICIÓN DE LOS ADOLESCENTES
Para comprender mejor este apartado, busca
cuál es la idea central de cada tema. Si bien se proporcionan datos
alimenticios y listas de nutrientes, en cada uno hay una idea central. Te damos
un ejemplo en el primer tema.
Embarazo y lactancia: En varios estudios se ha
demostrado que el embarazo en la adolescencia representa un gran riesgo para la
madre y el niño, principalmente debido a las dificultades nutricionales que se
suman a los problemas emocionales y a las reacciones sociales, sobre todo en
las clases menos favorecidas. Aumentan las necesidades proteicas, energéticas y
de todos los nutrientes, y cuando la madre no tiene el debido aumento de peso
durante el embarazo, el peso del recién nacido es insuficiente. Las
adolescentes embarazadas cuya vida es sedentaria necesitan, como mínimo, de 2
400 a 2 600 kcal diarias, y las adolescentes más activas o en la etapa final
del crecimiento requieren cerca de 50 kcal diarias por kg de peso. Hay que
calcular de 30 a 35 gramos diarios de proteína suplementaria (2, 3, 5, 7, 9,
10).
La composición del calostro y de la leche de las madres
adolescentes también está relacionada con la edad y los factores
socioeconómicos. El factor edad influye mucho en la concentración de proteínas
totales, como mecanismo de compensación del valor calórico. Los ácidos grasos
se alteran mucho con el nivel socioeconómico, por su influencia directa en el
patrón alimentario de la madre (9).En consecuencia, debe hacerse
hincapié en la necesidad de suplementación proteica, energética y vitamínica de
la nutrición durante los periodos de embarazo y lactancia en la adolescencia.
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